Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos.
Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y lo que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine... aunque ello me costara el final de la película y después me lo tuvieran que contar. La mayoría de las veces me tocaba quedarme de pie en el autobús mientras que él hacía todo el recorrido sentado, pero que remedio, él siempre iba por delante. Pero también tenía cosas buenas, al caminar delante, él pisaba las cacas de perro, o pisaba los chicles, mientras que yo nunca pisaba nada porque ya lo había pisado él. En el tema de las chicas también se me adelantaba siempre, cuando teníamos competiciones de deporte, siempre ganaba.
Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y lo que a la postre determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine... aunque ello me costara el final de la película y después me lo tuvieran que contar. La mayoría de las veces me tocaba quedarme de pie en el autobús mientras que él hacía todo el recorrido sentado, pero que remedio, él siempre iba por delante. Pero también tenía cosas buenas, al caminar delante, él pisaba las cacas de perro, o pisaba los chicles, mientras que yo nunca pisaba nada porque ya lo había pisado él. En el tema de las chicas también se me adelantaba siempre, cuando teníamos competiciones de deporte, siempre ganaba.
Un día bajamos a desayunar y mi madre le sirvió la última tostada que quedaba y mientras me preparaba un tazón de cereales decidí cambiar las cosas. Me levanté de la mesa y cogí la tostada de mi hermano, me la comí y mientras que se quejaba a mi madre por mi actuación yo subí a la habitación y me cambié corriendo para marcharme antes que él. Por primera vez iba por delante de mi hermano, tuve asiento en el autobús y me senté al lado de la chica que a todos nos gustaba de clase, pero no lo volví hacer más y ahora os cuento por qué.
Después de las clases seguí con mi idea de ser yo el primero, y nada más salir del colegio pise una cáscara de plátano y me caí, no pasó nada, era casualidad, me levanté y seguí. Fui al supermercado a comprar algo para merendar antes de ir a la piscina a entrenar, y cuando fui a pagar estaba la oferta de la segunda unidad a la mitad de precio, cuando mi hermano fue a pagar cambiaron la oferta a llévate dos y paga solo uno, ¿casualidad? Pero el colmo fue cuando volvíamos para casa que iba distraído y tropecé con una piedra y caí en un charco llenándome de barro, mi hermano que iba por detrás lo vio todo, y esquivó la piedra y no terminó embarrado como yo, pero si se estuvo riendo bastante tiempo. Me agarró de la mano y me ayudó a levantarme, y entonces me dijo algo que no se me ha olvidado nunca, y es que ser el primero era una responsabilidad muy importante ya que él me protegía de por ejemplo caerme en un charco o pisar una cáscara de plátano.
Creo que solo quería darme consuelo porque sigo pensando que él siempre irá por delante, y tendrá más suerte, pero es mi hermano y le quiero, y le debo que me ayudará a conquistar a mi novia, la chica de clase con la que él se sentaba, y le debo mi profesión, director de cine, porque por lo menos el final de mis películas podría verlas.
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